Una voz en el
aire me dijo: “ya te vi llegar identifícate. ¿Cuál es tu nombre?” La verdad que
no sé quién soy. Tengo una memoria vaga de una epoca lejana en el pasado, en la
creo que viví aquí. Mi piel está más clara de lo normal. No me reconocía a mí
misma. Un impulso me dice que soy Emilia. Yo actue en el y le respondi, - Emilia
Castro-. De repente esa voz empezó a vociferar, fue como si ella hubiera
perdido el control de sí misma y las amenazas que me hacía me daban escalofrío.
‘Te voy matar’, ‘cuando te agarre querrás no haber regresado aquí’, ‘te hare
aullar como a un cachorro’, ‘ya verás’. Fue como si ella se hubiera vuelta loca.
Su voz aguda, me hizo deducir que la voz provenía de un hombre, pero a veces
era tan fina y afilada, que me confundía y pensaba que quizás era de una mujer.
Las amenazas no cesaban. De repente, le sentí
cerca de mí, pero no le podía ver. Me seguía a todos lados. Yo me escondía de
ella. A veces le escucha decir que no me veía. Cuando eso sucedía me sentía aliviada.
Pero el pánico volvió a apoderarse de mi cuando vi, a quien le pertenecía la
voz. Era él otra vez. Ese hombre de piel verde oscura, Maldovar. Él decía que
yo no pertenecía a la tierra. Me preguntaba por qué he regresado. Le respondí, ¿es
que acaso, esta no es la tierra en la cual nací? ¿Qué derechos tienes tú de
decidir si vivo en este mundo o no? En ese instante, sentí que me elevan otra
vez. Esta vez no vi poderes sobrenaturales o seres divino; nada de fantasía o
cuentos de hadas con princesas atrapadas o durmientes, pero más bien caos. He aquí
he vuelto a mi visión anterior. Dos mundos, dos reinos, uno se revela contra el
otro. Miré hacia arriba otra vez. Vi ver el cielo poblados por aviones de combates. Las calles pobladas por
vehículos de guerras y soldados marchando a pies. La ciudad estaba cubierta por
ellos. Una guerra se ha abierto entre Selonia and Maggoc. Selonia se ha adueñado
del “cielo y la tierra”. Vi cohetes lanzarse a muchas ciudades. Alogore la
ciudad principal de Maggoc, esta irreconocible. Casas y edificios desbaratados,
caídos en el suelo. Vi soldado esconderse detrás de edificios. Vi cadáveres en
el suelo. Una gran multitud de niños y adultos, yacen en él. Por lo que había observado,
me imagine que la tasa de muerto debería de estar en más de un millón en todo
el reino. Vi cómo la gente entra a las tiendas y tomar posesión de los artículos
que les apetecieran. Mientras otras corrían sin rumbo fijo. Si tu Alondras…crees
que la tierra está en caos con los terremotos y las guerras que nos azotan…
entonces… tu deberías de ver a Maggoc. No tengo palabras para describir el
estado en que se encuentra.
La voz
femenina todavía insiste que los Selonian dejen el reino inmediatamente. Si te
pregunta cómo se todos los detalles, la voz me mantiene informada y no es la
primera vez que he estado aqui. Con la diferencia en que antes Maggoc era un
reino con explendor y Selonia su esclava. La guerra en el cielo sigue por todo
lo alto. Maggoc tiene sus aviones también en el aire, pero Silonia parece estar
ganando la batalla. Las gentes corren
de un lado a otro, no sabiendo donde esconderse. Yo también estaba
aterrorizada. Busqué con mis ojos un lugar donde esconderme. A 400 yardas veo
un edificio. Me parecio seguro. Corrí hacia el para esconderme. Mi corazón
palpitaba rápidamente. Mis ojos más abiertos de lo normal. Me pregunté qué había
pasado o que había iniciado la guerra entre estas dos naciones. Pero luego me encontré
llamándome a mi misma tonta, pues ya sabia de la esclavitud que Maggoc había sometido
a Selonia. Eso había iniciado todo el conflicto y como consequencias la guerra.
También me pregunté por qué debía yo presenciar tantos sucesos. Le pregunté a
voz en que líos me estaba metiendo. ¿Por qué querrás que vea semejantes cosas?
Pero como de costumbre, ella solo habla cuando le conviene. Otra vez me ha
dejado con mis dudas y preocupaciones. De seguro que más tarde volverá. Me
quejaba yo mientras corría despavorida,
llevándome cuanto todo encontraba en mi camino. Daba saltos tan grandes, que
jamas yo imagine que podía dar. Los escombros en mi camino, era tantos que a
veces pensé que desmayaría en el intento de saltar sobre ellos. Mi meta final
era llegar a ese edificio, cual objeto encontraba en mi camino, no era un
motivo para detenerme.
Vi
una gran multitud de gente correr hacia el Oeste. Hacia el edificio que yo también
me dirijia. Una niña de pelo negro, ojos castaños, naris un poco aguda. Media mas o menos un metro y parecía
tener 12 años. Esta al verme se sujeto de mi blusa, en señal de que necesitaba
a alguien quien la cuide. Me dio pena verla asi. Por su estatura me di cuenta
que quizás era una Selonian. Le levanté con mis brazos hasta llevarla hasta mi
pecho, y con ella en esa posición corrí hacia el edificio. Mi voz me decía: esa
niña hará que te retrases. ¿Por qué no dejarla a que se habrá camino por si
sola? Ella no es más que una carga inoportuna para ti. No le puse atención a lo
que me decía. Pues sabía muy bien cual sería su destino si le dejara allí sola,
sin nadie que le cuidara. Mientras corría, un hombre y una mujer se nos acercaron.
El hombre me dijo que es Selonian y la mujer se describió a sí misma como Agonista.
Ambos me dijeron que reconocían que no era de estos lados. ¿De donde habrá de
venir un ser marron claro? Me preguntaron. Yo muy timida le respondi que si
estaban en lo cierto. La guerra se intentificaba aun mas. Y ahora yo no solo
estaba preocupada por estar en medio de una guerra sino que también estaba
preocupada por que me había dado cuenta que mis rasgos físicos eran muy
diferentes a los demás. Como había de explicarlo. Nadie tenia mi color de piel.
Pero para mi suerte, ese señor hablaba español. Me había dicho, que el antes había
estado en la tierra. Yo llegue a pensar que quizás el no eras mas un angel que
estaba ahí para protegerme. La mujer no hablaba español, pero si tenía preguntas,
hombre hacia el papel de interprete entre ambas. De repente, una manada de
soldados parecen detrás de nosotros, en direction Oeste. Estaba mas o menos a
250 yardas. A mi me dio mas terror, ¿pues que si ellos disparan contra
nosotros? Todos empezamos a correr aun
mas rapidos. En eso el hombre tomo de mis brazos a la niña y me dijo que me
escondiera dentro de la Agonista. Yo le mire atónita y el dijo unas palabras
cuando al mismo tiempo sentir y vi mi cuerpo desaparecer en el cuerpo de la
Agonista.
Y mientras corría
sentí que me bajaban de nivel otra vez. Yo reconozco que he robado el cuerpo de
la Agonista y cogí miedo de mi misma. Al bajarme de nivel he aquí estoy de
vuelta en Londres, Ahora estoy yo con piel más clara de lo normal y pelo
ondulado. Luego de analizar mi nuevo cuerpo, me doy cuenta que aún tengo el
hombre habrá hecho algún embrujo. Ese hombre verde oscuro, Maldovar, ya no está.
Estoy dentro de un cuerpo que no es mío. Esto me complicaría la vida aún más. ¿Cómo diría
a las autoridades que soy quien digo ser? ¿Cómo convencería a las personas en
entrevista de trabajo que esa chica en la foto de mi pasaporte es la misma que
le habla? ¿Cómo se lo explico a mi psicólogo? Pues no, no será fácil. Le demandé
a la voz que hiciera algo al respecto. Ella me dice que vera lo que hace. Yo le
creí. Al cabo de unos minutos, la voz me dice que me subirá nivel, así no dejo
a esa Agonista en la tierra. Y así lo hizo. Al subir nivel, vi su cuerpo
desprenderse del mío y seguir caminando. Yo no le detuve. Pensé que era mejor así.
Me bajan nivel otra vez, y he aquí de nuevo en Londres. Me senté en una parada
de autobús. Necesitaba analizar todo lo que estaba ocurriendo en mi vida. Me senté
tranquilamente a meditar sobre mi vida y a veces llegaba a las conclusiones que
yo debía ser alguien importante y no lo sé. Llegué hasta desear ser la famosa
Klourdes de Castilla de mi religión. Pero al cabo debí por poner mis pies sobre
la tierra y despertar de ese sueño.
Ha empezado a oscurecer. Y el frío había
empezado a notarse. No llevaba chaqueta o abrigo alguno conmigo. Al cabo de una
hora ya no podía soportarlo. Miré a mí alrededor. La voz me dijo que camine
hacia el parque, allá hay una discoteca subterránea. No dijo porque quiere que
yo valla hacia ese lugar, pero yo le obedecí. Mientras me encontraba allá, vi
muchos jóvenes hablar unos con otros. Al largo de la carretera, vi algunas
mujeres. Por su vestuario diría que eran prostitutas. Vi coches acercarse a
ellas. Algunas se suben, otras permanecen paradas en sus puestos. ¿Estaría
negociando el precio?, me dije a mi misma, con desprecio en mi voz y sobre
ellas. Escuché una risa y le pregunté a
la voz si es ella. La voz dijo:
- ‘bueno, tú
no tienes dinero, ¿cómo va a llegar a casa? Mira a esas mujeres, tu deberías de
hacerlo mismo que ellas, si quieres conseguir algo de dinero para comprar el
ticket que te llevara de vuelta a tu casa’. Yo indignada y muy enojada le
respondí:
- ¿Entonces
quieres que me vuelva una prostituta?
- Yo no sé. Tú
tienes un gran problema aquí. Estás sola, lejos de casa, estas con frío y
tienes hambre y sed. ¿O es que acaso no has notado que no tienes tu chaleco y
tu bolso contigo? Me dijo ella. Yo me miré
a mí misma y concordé con ella en que no tengo ni bolso ni dinero. Ella
entonces me dijo:
- ‘Una noche
te dará suficiente dinero para comprar el ticket y algo de comer’. Yo le ignore.
¿Cómo se ha atrevido a proponerme semejante barbaridad? ¡Por el Rey Ardoval I Santísimo!
¡Nunca haría tal cosa!
- Prefiero la
muerte, le respondí. Ella me dijo:
- Tú eres la
que sabe lo que haces’. Yo le confirme la cabeza que sí.
Camine
hacia una parada de autobús. Había gente ahí, quizás ellos puedan ayudarme. Le
pido una libra esterlina a una chica y ella me dice que no tiene. De repente el
hombre verde, Maldovar se aparece frente a mí. Me dijo que ‘esta noche te mato.
Yo me incorporé de mi asiento y el salió corriendo. Le seguí enojada y cansada con
todo lo que estaba pasando. Así que le ordené que traslade hacia mi apartamento,
así como ellos me han traslado a lugares que yo no he pedido. No le tomé sus
amenazas en serio. Pues si antes él me había dado una vida, ¿porque no ayudarme
otra vez? Así que le demandé que me trasladara de vuelta a mi casa. No sabía quién
era en realidad mi enemigo. Pensé que quizás todo ellos me están jugando una
mala jugada. Pero ya estaba furiosa de como ellos juegan con mi vida. Él me dijo
que no y yo le dije que él es feo. Le vi pararse en frente a un árbol
respirando rápido. Yo me sonreí a mí misma por lograr herir sus
sentimientos. Me senté en una banca en
la parada de autobús, con la sonrisa más grande que había tenido en semanas.
Entonces me decía, ¿poderes sobre naturales también son vanos como nosotros? ¿No
le gusta que le llamen feos? Todos los días se aprende algo nuevo como dicen
los ingleses.
Luego
de un buen rato, camine hacia el otro lado de la carretera. Allá hay otra
parada de autobús. Les pedí ayuda a dos chicos, uno blanco parece tener 17 años
y otro negro de más o menos 19. Le he explicado que no sé quién soy, que estoy
confundida y que no me siento muy bien. Para este entonces mi piel esta helada.
Sentí como si estuviera en el Polo Norte. Ellos me miraron. Parecen tener miedo
de responder a mis preguntas. Les pregunte si la gente negra aquí en Inglaterra
tiene acceso a la salud pública. Pues estaba tan cansada y abrumada que no
recordaba todo muy bien. Pero el muchacho negro vacila y no quiso responder mi
pregunta. Entonces les pido si pueden llamar una ambulancia para mí, porque yo
he perdido mi celular. Ambos retroceden. Estaba confusa y no entendía el por
qué, se incomodaron tanto cuando le pedí, que llamaran una ambulancia para mí.
Eso es algo que cualquier persona haría. Acepté mi destino. Me senté con la noción
de que ahí moriría del frío. Sentí que me alejaba de este mundo. Vi al chico
blanco pararse en frente de mí. Pude escuchar cuando dijo ‘yo he llamado una
ambulancia’. Ellos están en camino. Gracias al Rey Aldovar I, pensé. Le di las gracias en medio de mi malestar.
Sentada esperaba su llegada. Sentí que todos a mí alrededor hablan con voz de
trueno. De nuevo ese hombre de piel verde oscura aparece. Me sentí segura,
tranquila, ya no le tenía miedo. El cortó algo en mis pies, no sé qué. Vi las
luces de la ambulancia. Dos personas salen de ella. Una mujer y un hombre. Me
llevan hacia la ambulancia y me hablan. No entendía todo muy bien. Me dan un
gel para tomar. Me dicen que eso ayudara con el frio. Y me llevan al hospital.
No
recuerdo la trayectoria. Solo sé que desperté en el hospital. Me hacen
preguntas sobre mi vida. Yo recuerdo poco. Todavía pienso que estoy en el año 2023.
Hablé sobre mi hija y cosas que no son ciertas. Dije que no la visto por más de
10 años. La última vez que la vi fue en el 2013. Nada de lo que dije tenia
coherencia. Hay dos personas hablando conmigo. La voz apareció otra vez y me
dijo que tenga cuidado con lo que digo. Pues me pueden enviar a un manicomio.
Yo me preocupe más, pues no quería terminar encerrada bajo llaves por las cosas
que yo dijera. Cosas o sucesos que son ciertos pero que nadie creería. Ambos
son trabajadores para discapacitados mentales. Ellos me han dicho eso. Yo sentí
la presencia de otros seres no humano en la habitación. La voz me dijo otra vez,
que tenga cuidado con lo que digo. Me reitera otra vez con voz filme que me pueden
enviar a un hospital psiquiátrico. Los trabajadores me preguntan si recordaba
donde vivo. La verdad es que no recordaba. Me piden mis direcciones anteriores,
pero tampoco recordaba. Ellos salieron de la habitación. Luego de unos minutos
de esperan me dijeron que vuelva a mi cama y que me acuesta a descansar. Yo les
obedecí.
Mi cama estaba
frente a las persianas. Hay muchas de ellas. Toda la pared al sur está cubierta
por persianas. Mientras las observaba, vi acercarse aquel hombre morado
radiante que he visto antes en mis visiones y en mi habitación en el hotel. El
pidió que mirase a las persianas otra vez.
Yo miré y vi a mi hija rodeadas de seres no humano. No pude ver rostro
alguno solo el color de su piel. Solo figura cubierta con ropas. Su vestuario
parece estar confeccionado con el material que se confeccionan los sacos de
arroz. Extraño vestuario pensé. El vestuario le cubría desde la cabeza los
pies. Llevaban una capucha cubriendo su cabeza. Al verlo me vino a la mente la
moda urbana. Nunca pensé que seres de otro mundo usarían tal moda. Pues aquí en
la tierra muchos la rechazan. Él, el ser
morado, que nunca me dice su nombre, dijo que, si yo quiero a mi hija de
vuelta, yo debo de pelear por ella. Yo acepte el reto y pregunto qué debo
hacer. Él me dice que me mire al lado izquierdo. Vi tres jovencitas, muy
bellas. Su rostro y piel impresionante. Nunca antes hubiera visto una piel tan
hermosa and exuberante. Sus pieles se asemejan al oro más pulido que hubiera
visto. Sus pelos combinan con sus pieles perfectamente. Pero en sus rostros no tenían
rasgos físicos como nosotros los humanos. No ojos, pestanas, nariz, o boca. A
pesar de todo sentí envidia de tanta belleza. Fue tanta la envidia que no pude
contenerla y me queje al ser morado el por qué yo tengo la piel oscura. Le dije
que no es justo. Recuerdo bromear, y decirles a ellas que pecado ellas han
cometido que ahora son mis sirvientas. Las sirvientas de una mujer de piel
oscura, que es pobre y hace nada más que vagar por la ciudad. Seguro que
ustedes han pecado, le volví a bromear. Pues, en conclusión, él me dijo que
ellas son mis sirvientas y ellas cuidarán de mí. Yo de incrédula. ¿Cómo es posible
que semejante belleza puedan ser mis sirvientas?
Luego de un
rato de bromas, cambie el tema y le pregunte qué es lo que debo de hacer para
tener a mi hija de vuelta. Él me explica que otros seres detrás de mí los
cuales no puedo ver. Ellos pondrán cosas en mi cabeza, yo debo quitármela todas
tan pronto como pueda. Yo acepté. He aquí sentí que unos granitos parecidos al
arroz se vacían en mi cabeza. Yo muy rápido me las quité. En eso pase más de
cinco minutos hasta que al fin me las elimine todas. Pensé para mis adentro, ¿es
esta la pelea? Esperaba otro tipo de pelea, algo como tomar una espada y vencer
al oponente. Pero no, pensé que él me hacía bromas y me enojé. Él me sonrió y
me dijo que solo bromeaba, pues quería aponer una sonrisa en mis labios. Me guiñó
el ojo izquierdo y luego desaprecio por horas. Luego regresa y me preguntas
como se han comportado mis sirvientas. Yo le miro con sospechas y le respondí: ¿Pienso
usted que es alguien que solo viene a verme la cara y burlarse de mí? Entiendo
completamente que solo yo puedo verle y las demás gentes en la sala no. Le ignoré
y cerré mis ojos. Me quede dormida. Al despertar mire el reloj en la pared. He
dormido por horas. Es casi la hora de la cena. Son casi las 17.00. Me senté en
la cama, pero me sentía incomoda. Me pare y camine hacia las persianas. Mire al
otro lado del edificio, y enajena yo, he aquí otra visión. Vi un dragón. Es
real y gigante. En todo su cuerpo una combinación física formada por bolas. Se parecen
a las bolas de Dragón Ball. Un hombre lo cabalgaba. El hombre no es todo
humano. Es mitad hombre desde la cintura hacia arriba y mitad ave desde la
cintura hacia abajo. Extraño pensé. Le observe detenidamente. Al recorrer la
mirada desde la cabeza del dragón hasta su cola me sorprendí ver una jovencita
vestida de morado. Ella parece flotar en el aire. Parece preocupada por algo.
No sé qué. Al mirar más detenidamente vi a su lado algo una figura marrón
oscura. Tenía figura de mujer. También llevaba un vestido morado. Una voz me
explica lo que está pasando. Me dice: esos tratan de crear a el nuevo príncipe
de la tierra. Ellos quieren reinar este mundo. La mujer representa a Klourdes
de Castilla. Tan pronto como dijo eso la enviada se apodero de mí. Yo quería
ser Klourdes de Castilla. La voz me dijo: y esa figura de marrón oscura dice
que él es el rey Ardovar I. Yo pensaba que esa figura era una mujer. Todavía sentía
envidia de la que ha sido seleccionada como Klourdes de Castilla. Pensé que yo haría
un mejor papel. Me puse a caminar de un lado al otro, enfadada de que alguien más
es Klourdes de Castilla y no yo. Me sorprendí a mí misma. De todo les grite a
ellos: ¿tienen dos luces para crear al nuevo príncipe y redentor de la tierra?
La voz respondió y dijo que ‘no’. Le expliqué que para crearlo necesitan dos luces.
Yo tampoco la tenía. En eso llega una enfermera y me dicen que me van a
trasladar hacia un hospital psiquiátrico cerca de donde yo vivo. Se tomaría una
hora para llegar. Luego mire otra vez a la ventana, el dragón ahora hacia
frente a la mujer, la cual parecía estar aterrada. La figura marrón se plantaba
en medio de ellos dos, con una espada en la mano. La enfermera volvió otra vez,
y me dijo que el taxi me esperaba afuera, tendría compañía de una ayudante que
se sentaría conmigo en los asientos detrás en el taxi. El hospital al que me llevaban estaba a más o
menos 10 minutos de mi apartamento. Estaría otra vez dentro de mi área.
En el camino,
fuimos sorprendidos por una manada de seres no humanos. Estos rodeaban el coche
en que yo viajaba. Dentro del minibús, unas luces moradas aparecieron junto a mí.
Ellos se sentaron a mi lado. Me dicen que deben de elevarme al nivel tres.
Alguien me quiere lastimar o matarme. Es el deber de ellos de protegerme. Veía
como espíritus negros penetraban el autobús y como ellos, hacían todo lo posible
por asegurarse de que nadie me hiciera daño. Sentí el minibús se eleva y vi unas
filas largas de coches no humanos. Ellos parecen este hecho de un material
transparente, sus luces muy radiantes. Por una hora solo veía luces y luces. Sentía
que el chofer manejaba a alta velocidad cuando al mismo tiempo parece evitar obstáculos
en el camino. Ya se había hecho oscuro. Luchaba conmigo misma para no quedarme
dormida. Cerraba mis ojos y luego me espantaba al notar que me había quedado
dormida. Por fin llegamos al hospital. Yo mire a mis alrededores y veías solo millas
y millas de desierto. Vi muchos vehículos a mi alrededor, coches y naves. Veía
como todos se marchaba al yo entrar al edificio. Al frente de mí, un edificio largo se habría.
Estaba confundida como siempre lo estaba y la verdad es que no sentía muy bien.
Entré y alguien me recibió. Me llevó a una sala. Miré por las ventanas y todavía
veías coches y naves en el cielo marchase. ¿Quién soy yo? empecé a preguntarme
por primera vez en mi vida. ¿Por qué tanta importancia se ha puesto en mí? Esperé
en la sala. Al cabo unos minutos dos personas llegaron y empezaron a hablarme. Yo
estaba ahí cabizbaja, sumida en mis pensamientos. Yo no levanté la cabeza ni
tampoco respondí. No me dieron las ganas. Ellos hablaban y hablaban, pero no conseguían
hacerme hablan. Parecían estar molesto, pues ellos querían saber cuál era el
problema conmigo. Yo no le ofrecí ninguna información. Y a mí no me importaba
su molestia. Luego de 30 minutos, ellos se cansaron de hacerme preguntas. Me tomaron
de las manos y me enseñaron la habitación en la cual dormiría. Me dieron una
pastilla. Cuando abrí mis ojos ya era de día.
Alguien
entró en mi habitación y me preguntó si deseaba desayunar. Le dije que no me apetecía
ingerir alimento alguno. Me quede en mi cama. Aun no sé dónde estaba ni
recordaba que me habían dicho en el hospital anterior que me llevaban a otro
hospital. Al cabo de una hora me levante y me duche. Salí hacia el área comunal
y es cuando me doy cuenta de que estoy en un hospital psiquiátrico. Había
estado aquí hace algunos años atrás. Y mi experiencia no fue muy buena que
digamos. Recordé que, en esta parte del edificio, la unidad de evaluación…
aquí… ves al psicólogo y luego él decide que tratamiento tú necesitas o si
necesitas ir a otra parte del hospital para tratamiento. Recordé que la última
vez que estuve aquí, tuve problemas con algunos de los ingresados. Solo
esperaba, que la misma historia no se repitiera. Y en el fondo de mí, prefería el hospital que
a mi departamento. Alondra, amiga mía… te pido disculpa por no informarte antes.
Pues si te sigo contando, todavía mis oídos no
se ajustaban al nivel correcto. Escuchaba que todos hablan con voz de trueno. Reconocía
que mis oídos eran el problema, pero no quería contárselo a nadie. Me daba
miedo que me digan que mi salud estaba empeorando. Que mi problema psicológico
estaba avanzando y que ya no mostraba los primeros síntomas de psicosis sino más bien que mi problema se estaba empeorando.
Al cabo de unos días mis oídos volvieron a la normalidad. La rutina diaria y
aburridas del hospital ya me perturbaban. Me sentía como si estuviera encerrada
entre esas cuatro paredes azules oscuras, sin opción alguna de salir de ellas.
El color se repetía en los corredores y también en la sala de estar. Odiaba ese color. Para ese entonces ya me
sentía muy bien y todo malestar había desaparecido. Quería irme a mi apartamento.
Tenía las memorias de lo había pasado allá, pero ya no sentí miedo de quedarme
en él. En realidad, debía de confrontar mis demonios, sino vagaría por la
ciudad el resto de mis días o peor aun, pasarmes mis últimos días de vida en un
maniocomio. Nunca les conté a mi psicólogo por lo que había pasado o vivido en
las últimas semanas por temor a que hacerlo me hubiera quedado en ese lugar un
largo tiempo o peor aún que enviaran a unas de esas casas para discapacitados
mentales. Así que solo le dije, que cuando me sentaba en la sala de mi
apartamento, sentía como que alguien me jalaba el pelo y que también sentía
como si mi piel se desprendiera de mi cuerpo, pero sin desprenderse en
realidad. Le conté lo que me convenía. Y yo no le mostré
preocupaciones algunas sobre mi estado de “salud”. Yo sé que veo y escucho cosas que son inexplicable.
Luego de una semana me dieron de alta y pude marcharme.
¿Todas
esas vivencias que fueron? Aún no me explico, pero de algo estoy segura es dejé
este mundo y pasé a otro. Pero añoro esas vivencias, las cuales mi psicólogo
las llamaría psicosis. De una forma u otra las he sobrevividos. Esto me ha ya
llenado de valor.
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